El portavoz socialista en el Ayuntamiento de Madrid, Jaime Lissavetzky, visitó ‘La Terraza de Gran Vía’ para tratar varios temas de actualidad con el presidente editor de Madridiario,Constantino Mediavilla. Entre otros asuntos, anunció que quiere presentarse a las primarias del PSOE para ser candidato a la Alcaldía de Madrid en 2015.
El edil concretó que, dentro del procedimiento democrático del PSOE, participará en las primarias que organice su partido, que no tardarán en producirse, ya que, a su juicio, “estos próximos meses son el momento lógico para elegir candidatos, a año y medio de las elecciones“. Y es que, como recordó, “vine a quedarme y quiero dar un salto adelante para traer un nuevo modelo de gobernar a la ciudad”. No descartó que vaya a tener competidores en esta carrera por ser cabeza de lista.
Lissavetzky criticó que es necesario un cambio porque “Madrid es una ciudad en retroceso”. Como ejemplos, recordó que se han talado dos acacias adultas de la Plaza de la Marina Española sin mediar explicación, la ciudad está en mal estado de mantenimiento (según sus datos, un 28 por ciento de las fuentes no echan agua) o no se han cuidado los polígonos industriales.”Hay que tener un plan sumable para la ciudad. Faltan ideas y sobra ideología. Hay que vertebrar la ciudad sumando pequeñas ciudades, recuperando calles y mercados”, agregó, explicando que la solución pasa por la investigación. “La capital concentra el mayor número de neuronas por metro cuadrado, gracias a la cantidad de instituciones de conocimiento que alberga, y hay mucha industria cultural”, comentó el líder socialista.
Para vertebrar la ciudad, abogó por seguir luchando por ella. Consideró que Ana Botella “ha tirado la toalla” pero que “tiene que aguantar para evitar otro escándalo del PP”. “Madrid no se merece una alcaldesa que no se ha presentado a las elecciones. Es legal pero dudo que sea legítimo. La ciudad necesita aire fresco”, continuó. Sin embargo, negó que las circunstancias de Botella sean las mismas que han colocado a Susana Díaz al frente de la Junta de Andalucía, al considerar que no es comparable, ya que Griñán abandonó el Gobierno andaluz para hacer un favor a su partido y mostrar su falta de implicación en el proceso de los ERE.