Martínez Simancas lleva año y medio sometido a un tratamiento en el hospital de La Paz para curarse de un linfoma en el estómago. Durante este tiempo, ha comprendido que hay un espacio personal en el que “los ángeles que tenemos alrededor no te pueden ayudar. Hay cosas que solo te tocan a ti. Pero esas personas, que existen en la sanidad, en la sociedad, en la familia, te ayudan a superarlo”.
Un relato sobre “ángeles y llantos” en el que deja claro que “la felicidad es pequeña pero hay que disfrutarla a lo grande”. Porque la enfermedad grave acerca a las personas a las cosas pequeñas. “Aprendes a valorar el beber un vaso de agua poco a poco”.
Como ‘quimioterapiado’ y ‘experto en medicina nuclear nivel usuario’ considera que “el cáncer es una cornada importante. Una losa que te sitúa en la vida y te hace comprender lo importante de la vida, que se centra en el tratamiento; y lo secundario, como la quimioterapia, que es una forma de envenenarte para sanarte“. El autor da por bien empleado el libro “si vale solo a una persona”. Como dice uno de los médicos que prologan su libro, “es el primer relato de un paciente que es útil para un médico“.