¡A sardina muerta, sardina puesta!
El Alcalde Gallardón ha vuelto a sonreír, y eso que estaba de entierro: “Doña Cuaresma, la del gesto agrio y estricta conducta”, parece haberle devuelto la sonrisa. Y es que anda Don Alberto despejando su futuro, a sabiendas como decía en su discurso, que “no queda más remedio que plegarse al triste designio que a los alegres y buen humorados nos depara” y no será porque hoy, minutos antes del entierro, Esperanza Aguirre y él, aunque no llegaron a besarse, si estrecharon sus manos.
Quizá por ello añadió Gallardón en su discurso del sepelio, “no os deis a la melancolía” y explicaba el porqué: “sabemos que su victoria es pasajera, porque, en el peor de los casos, representa sólo la mitad de la vida, y dentro de un año estaremos celebrando de nuevo, junto a la rediviva sardina, nuevos días de fantasía y esplendor”.
Los interpretes del Alcalde, que ya somos legión, hemos querido ver en el texto del discurso un himno al futuro, del que algunos atentos a sus palabras han llegado a deducir que Ruiz-Gallardón pase lo que pase el 9 de Marzo, seguirá en su sitio, al frente de la Alcaldía de Madrid, ejerciendo y esperando resurgir como el Ave fénix. Y explicado muy clarito, porque “Madrid volverá a reír, porque ésta es ciudad fértil y risueña, que a diario se sacude la ceniza con su propio nervio y su quehacer incesante.
Así pues, y como que hay otra vida, enterremos ya a la sardina, y con ella todas nuestras zozobras y quebrantos, que no hay mal que por bien no venga. Requiescat in pacem”. En su núcleo duro (el circulo de gobierno más cercano) me cuentan que se escuchó un litúrgico Amén, tan sonoro como esperanzado en que cambie de opinión y siga en su puesto toda la legislatura.
Es cierto Don Alberto que no hay mal que por bien no venga y hasta probable que éste que le aqueja no llegue a los cien años, quizá basten un par de meses por que “a sardina muerta, sardina puesta…Pasen y vean…