Ayuso ha participado activamente en la campaña de Castilla y León. También en sus mítines. Mañueco se ha mirado en ella como un espejo para aplicar –dijo- sus políticas e intentar emular sus resultados en Madrid. Pero, Mañueco no es Ayuso. Ni viceversa.
En Génova ya lo sabían y en Andalucía también. Los `ayusazos´ no son fáciles de repetir fuera de Madrid porque falta la comunión de la actual presidenta con el electorado y porque se acerca a Vox con menos recelos – y más diestra mano- de lo que muestran sus compañeros `barones´.
Por ello no es extraño que el brazo fuerte de su gobierno regional apueste hoy de nuevo por adelantar en lo posible el congreso popular madrileño. Ossorio sabe que su mensaje cala internamente y lo lanza sin acritud, al rebufo de la victoria de Mañueco sin mayoría absoluta y necesitada de Vox o un pacto de mayor calado con el PSOE. Ambas posibilidades parecen improbables a estas horas o quizá no.
Cierto que la reactivación de la petición del adelanto congresual para preparar elecciones municipales y autonómicas es cíclica y que ya ha surtido el efecto deseado en comunicación porque en movimientos internos del partido nacional sigue sin haber ninguna intención de moverse un ápice de lo marcado por Egea en su hoja de ruta. Andalucía mediante.