Patos y Playa, vaya, vaya…

Nunca olvidaré la ceremonia de los patos al agua con el Viejo Profesor Enrique Tierno Galván. Lo pasamos bien. Éramos menos periodistas, más jóvenes y menos cámaras de tv de las que a buen seguro habrá cuando Gallardón-se sumerja en el Manzanares o simplemente pise la arena de su flamante playa, intuyo que no en bañador. Habrán pasado más de 25 años – que no son nada- si de recuperar el eje vertebral de una ciudad como la nuestra se trata. Y es que, como en otras grandes ciudades del Mundo, el río, se va a convertir en centro neurálgico de operaciones lúdicas con 320 hectáreas de zonas verdes y una playa urbana, al estilo -pero mejor- por el proyecto presentado de la ribera del Sena en París.
!Ya sé, obras y más obras¡, sumadas al soterramiento de la M-30 soportado ya parece una broma de mal gusto, pero hacer ciudad es eso exactamente e implica molestias continuadas en el tiempo para beneficiarse a largo plazo una vez ejecutadas. Lo fácil es criticar y lo difícil de hacer ciudad tener paciencia. Se trata de recuperar un espacio que desde “los patos de Tierno”, pistoletazo de salida del Primer Plan de Saneamiento Integral de recuperación del río, hasta “la playa de Gallardón” habrá dejado correr tanta cal como arena en su paso mortecino por el centro de la capital. Y eso que el alcalde afirma que no es tanto llevar el río al Centro como acercar la almendra central al río, que viene a ser como que si Mahoma no va a la montaña, será está última la que salga en su busca. El proyecto gira en torno a cinco ejes: la recuperación del río, el Salón de Pinos, la ampliación de zonas verdes interconectadas a través del eje del Manzanares, el eje lúdico y deportivo, y la urbanización de la zona. Largo me lo fiáis, si bien a finales de 2008 se empezaran a ver los primeros resultados y el cierre definitivo llegará con la Olimpiada del 16 -si la tenemos, o sin ella. Esa es la ventaja de interactuar con un horizonte concreto. Pase lo que pase, por muchas críticas que aparezcan, Madrid Río es un espacio de futuro que convertirá a “aquél aprendiz de río” en un “oficial de primera especializado”.
!Y los puentes¡. Viendo el proyecto definitivo pensaba en el Paris del Sena, y sobre todo en Budapest y su majestuoso Danubio camino de Viena. Aquel Azul de río a ritmo de Vals solo es comparable al atardecer en el Café Paris de la Plaza Central de Marrakech. En medio de tanta pelea política se agradece un remanso de paz fluvial, aunque metafóricamente sigan liberándose cargas de profundidad entre Gallardón y Aguirre de las que hoy quiero pasar en favor de una actuación creíble y generosa para Madrid. Aquí si habrá playa…vaya…vaya…pasen y vean

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