Son comercios “centenarios” que escriben la historia de Madrid y presumen de ello. Algunos llevan a sus espaldas más de 100 años y sufrido varias crisis económicas, pero sienten la obligación de seguir abriendo, porque Madrid no se entendería sin ellos. Se quejan de las pocas ayudas que han recibido y de las trabas burocráticas para poder tener más espacio de terraza para sus clientes. Son el termómetro social de Madrid que ven como sus calles están desiertas, los turistas han desaparecido, pero, aunque no han sufrido el desabastecimiento, si han tenido momentos límite al principio de la pandemia. Ven como los cambios de gustos y peticiones de los clientes son diferentes y se van adaptando a ellos.
Manuel Ángel García, presidente de la Asociación de Establecimientos Centenarios y Tradicionales de Madrid; su hija Reyes García, que regenta la Antigua Relojería de 1880 situada en la calle de la Sal en la Plaza Mayor; María Esteban, propietaria de la Farmacia de Lavapiés de 1882; Félix Colomo, dueño del restaurante La Posada de la Villa, han contado cómo ha sido este año de pandemia para ellos en el espacio Com.Permiso de Madrid Directo en Onda Madrid, con Nieves Herrero y Constantino Mediavilla.
La importancia de árbol genealógico
Ángel Manuel, máximo responsable de la asociación, ha explicado que la herencia de padres a hijos o la experiencia familiar es un rasgo fundamental en estos comercios antiguos. Desconoce en este momento cuales de los 170 establecimientos que había abiertos han tenido que cerrar, pero espera hacer próximamente un estudio sobre ello.
Félix Colomo, dueño del único molino de harina de Madrid, que pasó a convertirse en 1642 en la primera Posada de la Corte, restauró este restaurante en 1980, cuando amenazaba ruina y con licencia de derribo emitida. Ha recordado que en el mes de enero, el Ayuntamiento de Madrid, declaraba la Posada de la Villa ‘Bien de Interés Cultural y Turístico de la Ciudad de Madrid ‘, pero se queja que no ha recibido ninguna ayuda por parte del Consistorio y sí trabas burocráticas. “Abrí La Posada en junio y solicité la apertura de una terraza vecina para utilizarla y hoy me ha llegado la denegación, siete meses después”, ha explicado Félix Colomo.
La Farmacia de Lavapiés, de 1882, es otro de los comercios centenarios. La licenciada María Esteban Jiménez es su propietaria desde hace 12 años. Su labor durante la pandemia, como el resto de las farmacias, ha sido fundamental. Ha notado la bajada de clientes porque son tiendas de paso para turistas o gente mayor del barrio, que ha optado por irse a vivir a los pueblos.
“Lo más complicado ha sido no poder atender a los clientes por falta de material en los primeros momentos de la pandemia, personas que te pedían mascarillas, guantes y geles hidroalcólicos y no teníamos. Pero la verdad es que lo que se temió en un primer momento, el desabastecimiento de medicamentos, no ha existido”, ha recordado María Esteban.
En cuanto a los medicamentos más demandados, ha explicado que las vitaminas causaron furor en los primeros meses y sin embargo han quedado en stock muchos productos para los resfriados que este año ha sido casi inexistente así como los piojos. Espera que algo de prevención quede después de todo esto.
Reinventar el negocio
Reyes García, historiadora, hija de Ángel Manuel García y que regenta, junto a sus primos la Antigua Relojería en la Plaza Mayor, recuerda que “no iba para esto”, pero un día decidió meterse en el negocio familiar y, en palabras de su padre, le dio la alegría de su vida al continuar la tradición. Cuenta que han tenido que reinventarse de cara al Covid. Tienen suerte de que no solo venden de cara al público, si no también a empresas. Han tirado de teletrabajo en los primeros meses a través de una tienda online y de la reparación de relojes.
Los hijos de Félix de Colomo también ayudan con la administración y atención al público y se han embarcado junto a su padre no solo en dar de comer a los clientes, sino también de beber, con un proyecto “Madrid Vino” con el que pretenden que se conozca a nuestra Comunidad como una gran productora de vino. Sus abuelos tenían viñedos en Villamanta y van a seguir su tradición.
El próximo 9 de mayo termina el estado de alarma y para los negocios es fundamental. Reyes García cree que la economía se recuperará porque todo el mundo tiene muchas ganas de salir y están deseando volver a la normalidad.