DIEGO, 21 años y una sonrisa picarona que nos embelesó a todos desde el mismo día que se cruzó en nuestro caminar. Su vida ha sido todo lo buena que su enfermedad le permitió desde que con tres meses le diagnosticaron certéramente y empezó a pelear contra una continua adversidad empeñada en arrebatarle esa sonrisa. Pocos daban un duro – de los del siglo pasado – por su vida, pero DIEGO nunca quiso dejar de vivir. De hecho hace unos días se durmió tan tranquilo en su UCI de turno, con su «sonrisa picarona» a cuestas para despertar, quién sabe
Sigue leyendo
