“Bien está lo que bien acaba” comentaba la Abuela Fé – mi abuela- cuando la cosa parecían no tener arreglo, ni posibilidad de cambiar o impedir su celebración. Una vez pasado el evento, friamente, valoraba los daños colaterales y sentenciaba, si las cosas no se han desmadrado más de la cuenta: “bien está…lo que bien acaba”. Con motivo del “macrobotellón nacional” convocado por internet, al más puro estilo Grand Prix de Ramonchu Garcia, el problema no es tanto el después, que ojalá acabe sin enfrentamientos, desordenes públicos, altercados y sin comas etílicos irreversibles, cuanto el antes y el durante. Tanto
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