Cuando Pablo Casado manifestó en público que tanto Ayuso como Almeida eran dos «buenos candidatos» para presidir el PP de Madrid, consciente que habría un melón entre ‘Génova’ y Sol y convencido que Ayuso podría rendirse en el camino, jamás pensó que la propuesta acabaría en la mayor guerra interna de su partido. Ni pensar que el mayor perjudicado sería él mismo, como emisor del mensaje, por encima de la destinataria de la “factura” pendiente y emitida al cobro la pasada semana. Hoy Pablo Casado aceptaría de buen grado un imposible borrón y cuenta nueva con Ayuso como candidata a
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