Jodío Lince, !no me jodas¡. Bien que te cagues, pero que en función de tu solitario excremento -estreñido andas- se quiera paralizar una obra tan necesaria como urgente, se antoja, cuando menos, escatológico. Y no tengo nada contra tí, lo juro. Es más, eres un animal querido y bello, ya me gustaría conocerte, pero si representas lo que los llamados ‘ecologistas puros’ quieren hacernos ver a los ‘inhumanos’, entonces acabaré por renunciar a tu amistad. Y ojo que defiendo el desdoblamiento que no el hacinamiento de urbanizaciones posteriores que impidan tu felicidad… Te cuento una historia lince: “Hace pocos años,
Sigue leyendo