De momento en nuestro paseo mensual por la M-30, seguimos sin encontrar nuevos habitantes en la zona. Clónicos de la última visita, predominan los chalecos amarillos y los cascos blancos sobre las cabezas de los operarios que no cesan en su ritmo de trabajo, aunque se observa un incremento de cascos rojos, mucho más sufridos para zona de obras. A derecha e izquierda de aquél “aprendiz de río” que en su día fue el Manzanares, las gigantescas gruas hacen su trabajo -lentamente para los sufridores habitantes de la zona- pero en su ritmo según las contratas y las autoridades municipales.
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